Música

miércoles, 21 de septiembre de 2016

¿Eres tú esa felicidad de la que tanto hablan?



Hay personas que sin cemento, pero con mucho amor, pueden reconstruir un corazón.
Ya no había esperanza, ni tan siquiera en volver a tenerla. Los días simplemente se convertían en noche y las noches en días, sin que hubiera algún motivo lógico para diferenciar unos de otros. Entre medio alguna cita medio perdida, algún beso sin vida y un par de copas vacías.

Con el tiempo se aprende a fingir las sonrisas. Se pueden incluso llegar a interiorizarlas, hasta el punto de creértelas, de creerte tu propia mentira. Y de pronto, el muro se cae. Se cae y estás solo en medio de un teatro donde miles de caras te miran para comprobar cuál será tu próximo paso, pero tú ya no quieres caminar, quieres que el muro siga cayendo sobre ti, ladrillo a ladrillo, consumirte en ellos, ir desapareciendo y que la vida se te vaya apagando aunque encuentres centellas de luz.

Los espectadores te gritan e intentan darte ánimos para que vuelvas a ponerte en pie, pero nadie se levanta de su asiento, te miran, gritan, pero no te tienden la mano, algunos incluso quieren que te quedes en esa misma posición. Solo y sin fuerzas. Créeme, sé lo que es que el mundo se caiga, que esa felicidad que dicen que existe se dibuje en el horizonte y desaparezca en un segundo. Pero también sé que existen albañiles del corazón y pintores que pueden hacerte creer en algo mejor, más bonito y con más color.

La mía tiene los ojos castaños y convierte las cocinas en risas continuas; tararea canciones por lo bajo, da mordisquitos y se coge enfados de vez en cuando que se curan con besos. Hay personas que sin cemento, pero con mucho amor, pueden reconstruir un corazón e incluso hacerlo crecer. Te hacen un poquito más feliz, le dan un poquito de color a la vida, y te descubren mundos que hasta entonces ni imaginabas poder conocer. Y, cuando menos te lo esperabas, te encuentras adorando el café por las mañanas, la leche caliente por las noches y los besos que saben a su piel.

Sabes que es muy vaga para escribir y que, probablemente, le cueste expresarse para escribirte una carta de amor. Sin embargo sabes que, si hace falta, se pasará la noche susurrándote cuánto te quiere, al oído.

Sabrás además, cuando la encuentres, que las discusiones simplemente desaparecen, y se cambian por ganas de abrazarte al otro y comprender que no siempre se tiene la razón. Pero sobre todo, te darás cuenta de que nada es tan malo si te agarra de la mano y es que, nunca se ha estado tan cerca del cielo, tan arriba, tan bien.

El amor es así, sinónimo de pureza, de amistad y de buen querer. No perfecto, pero sí eterno cuando es de verdad. Se entrega una parte de ti mismo, a la otra persona sin esperar nada a cambio y es que el amor es hacer por querer, sin condiciones, ni devoluciones.

Gracias a mi pequeña por hacérmela descubrir dándome tanto, sin pedir nada a cambio. Está todo dicho y a la vez me queda tanto por decir. Amor, las palabras se quedan tan lejos de describirte, que sólo puedo hacerte una pregunta: ¿eres tú esa felicidad de la que tanto hablan?

jueves, 21 de abril de 2016

Mi fortuna, mi suerte.

Y de repente todo cambia. La oscuridad se convierte en luz y las penas en alegrias. De pronto todo tu mundo comienza a levantarse cuando parecía irreconstruible, poco a poco momento a momento comienzas a creer en que las cosas comienzan a ser como deberían, que llega alguien que te hace sentir de mil formas que no habias sentido antes. Alguien que es capaz de comprenderte con tan solo una mirada, de hacerte volar como un beso o de hacerte sentir la persona más segura del mundo tan solo con un abrazo.
Alguien que te entiende cuando ni tu mismo lo haces, que te ayuda a levantarte cuando caes y que día a día parece que intenta volver a enamorarnos. Esa es la clase de persona que vale la pena, las que nos cuidan dia a dia, que valoran lo que tienen y a las que no les importa esforzarse por hacernos felices. He tenido la bendita suerte de toparme con una de esas personas, y juro que haré todo cuanto esté en mi mano por devolverle lo que me da, por intentar que jamás pierda la sonrisa, por hacerle sentir lo que yo siento cuando está a mi lado
Mi fortuna, mi suerte.

lunes, 1 de febrero de 2016

Mira atrás.

Una foto, un recuerdo, una sonrisa, una persona... Cada instante que quedó atrás, muy atrás en el pasado pero que sigue produciendo escalofríos y te sigue poniendo la piel de gallina cuando vuelve a tu mente. Las risas y llantos, los buenos y malos momentos. Cosas que creías que serían y no fueron, decepciones y sorpresas, personas que estuvieron y otras que fallaron, personas que ya no están y otras que llegaron. Cambios, uno tras otro, cada experiencia y cada error te enseña y te marca para siempre, para convertirte en lo que hoy eres.
Somos lo que somos, por lo que hemos sido, y por las huellas que han dejado en nuestro camino.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Lo que vale la pena.

Valen la pena los amigos. Esos con los que te encanta perder el tiempo. Esos con los que eres tú mismo, sin filtros, capas o escudos que valgan. Esos con los que confiesas hasta lo más inconfesable, y por tu propia voluntad. Esos a quienes te atreves a contar tus miedos, tus ilusiones, tus vergüenzas y tus conquistas.
Amigos con los que arreglas el mundo.

Vale la pena la felicidad. Porque no es un estado, es una decisión. Es querer y poder. Es superar obstáculos, zancadillas y tropezones. Es estar por encima sin mirar por encima del hombro. Es saber conformarse con lo que tenemos y valorarlo como toca. Ni más ni menos.
Es quitar hierro y dar vitaminas.

Vale la pena la familia. Esa que dicen que es un mundo, pero que para ti, es tu mundo. Esa que está a tu lado incondicionalmente, aunque no siempre la veas. Esa con la que compartes cenas de Nochebuena, tartas de cumpleaños y veranos en el pueblo. Que no sólo es compartir genes. Esa con la que te peleas por tonterías, pero que nadie se atreva a tocarla. O sacas uñas, dientes y artillería pesada, todo sea por defenderla.

Vale la pena decidir. Ser valiente y asumir riesgos. Aceptar consecuencias de principio a fin. Aprender de nuestros fallos, nuestra mejor enseñanza. Celebrar los aciertos con saltos, gritos o triple mortal, lo que la ocasión se merezca. Que no todo es de color de rosa, pero habrá que intentarlo, ¿no crees?

Vale la pena lo importante. Dejar el dramatismo a un lado para que no nos distraiga. Cambiar el feo hábito de quejarnos por vicio y valorar de verdad lo que sí tenemos. Lo que somos y podemos ser. Lo que queremos y lo que nos hace bien. Abrir los ojos y no cerrarlos cuando algo no interese. Dar importancia al detalle y no esperar grandes promesas.
La vida no son más que pequeños momentos.

Vale la pena ser uno mismo. Defender el yo, mi, me, conmigo. Personalidad en estado puro, con sus luces y sombras. Aceptarnos tal cual somos, y a quien no le guste, que mire para otro lado. Ponernos el listón tan alto como queramos, pero sabiendo cuándo toca bajarlo.

Vale la pena luchar. Aunque nos de vértigo salir de la comodidad de lo fácil. Aunque nos de miedo y pánico el cambio. Luchemos por nuestros sueños, por mucho que algunos digan que son descabellados. Por nuestras ilusiones y deseos, por todo aquello que nos motive y nos de alas.

Vale la pena confiar. Primero de todo, y sobre todo, en nosotros. En nuestras posibilidades, todas y cada una de ellas. Las que nos permitan crecer cada día, lograr lo que queramos y soñar a lo grande. Confiar también en los demás. En la mano amiga que te ayuda a levantarte y en las palabras que te resucitan cuando no puedes más. Creamos en el hoy y en el mañana. Un mal día no dura más allá de 24 horas.

Vale la pena perder. Perder miedos que nos atan de pies y manos, que no nos dejan avanzar. Perder el orgullo que nos ciega y nos vuelve estúpidamente estúpidos. Perder, porque no siempre se gana, pero siempre se aprende. Porque hay cosas que nos sobran y no nos damos cuenta.
Perder para saber valorar lo que teníamos y, más aún, lo que aún tenemos.

Vale la pena el amor. Enamorarse perdidamente y con locura. Que las medias tintas no saben a nada. Perder el norte por alguien que nos traiga de vuelta. Por alguien que no entraba en nuestros planes, y que ahora no sale de nuestra cabeza. Enamorarse de la A a la Z, con comas, puntos suspensivos y exclamaciones incluidas.
Vale la pena… todo aquello que creas que vale la pena.

jueves, 17 de septiembre de 2015

Tiempo.

Me obsesiona el paso del tiempo, no que pase y nos hagamos mayores, eso más o menos está controlado. El cerebro hace su trabajo él solo, porque si todos los días fuésemos conscientes de que vamos a morir, la vida sería una tortura insoportable. Me refiero al paso del tiempo en el sentido de aprovecharlo, de llegar dentro de unos años a ser un abuelo, mirar atrás y no arrepentirme de no haber hecho algo, y que si me arrepiento de algo, que sea de haberlo hecho.

Me obsesiona que haya un modo de disfrutar de los buenos momentos y que yo no lo esté haciendo, o que lo esté haciendo mal. Algunas veces tengo esa sensación, aunque otras no (menos mal). Cuando somos pequeños nos da igual que pase el tiempo, incluso queremos que pase pronto y ser mayores, es esa época de días infinitos y veranos eternos, de olores, de canciones y de besos en cartas… Qué poco nos importaba el tiempo. No recuerdo el día en el que hubo ese click con el que todo cambió, de hecho no creo que sea un día en concreto la verdad pero hay un antes y un después.

Hay un momento en el que las canciones y los olores quedan ya muy lejanos, apenas perceptibles, y los besos se transforman en carmín eterno, que nos recuerda que ya nada será igual. Ahora ya solo nos queda buscar experiencias, repetir las que nos gustan y evitar las que no, y disfrutar. Pero… ¿Cómo se hace eso? Joder, ¿Cómo se disfruta de la vida? El tiempo no se pierde, se malgasta, no creáis que le podemos engañar, el tiempo pasa para todos y a pesar de todo.
Me obsesiona el paso del tiempo, nacemos con un tiempo límite, lo que hagamos con él depende de nosotros y de cómo nuestros padres nos hayan enseñado a valorarlo. Estadísticamente me encuentro casi en el primer tercio de mi vida, acojona pensarlo, en realidad si lo pienso en serio, no hay absolutamente nada que me consuele.

Me gusta mucho la vida que tengo, me gusta mucho el camino que me ha traído hasta aquí, a pesar de las cuestas y gracias a ellas. Me obsesiona pensar en todo esto porque son sentimientos contradictorios, algunos muy felices y alegres y otros muy tristes y desagradables. Una vez leí que eso se llama majestuosidad, algo que es alegre y triste a la vez, no sé.

Me obsesiona pensar que somos una especie que ha desarrollado un pensamiento abstracto y una complejidad cerebral lo suficientemente hábil y diestra como para ser conscientes de nuestra propia existencia y recurrir a la cultura humana para satisfacer nuestras necesidades y en algunos casos para facilitarnos la vida. El precio que hay que pagar es ser conscientes también de que el tiempo se acaba y todo se acaba. Y volvemos al punto de partida, a lo que éramos antes de ser, nada… 

Korah.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Encerro.

Non sei nin por onde comezar a expresar esta aglomeración de sentimentos que vai apoderandose da miña cabeza pouco a pouco, coma unha plaga que avanzando lentamente sen piedade se fai dona de cada un dos meus pensamentos. Sinto afogo, rabia, claustrofobia... Sintome engaiolado entre catro paredes, sinto que me falta o aire, sinto que afogo, que estou só. Quero berrar pero ninguén parece disposto a escoitarme. A cabeza dame voltas e mais voltas cada noite, sequera son quen de conciliar o sono.
Non deixo de mirar atrás, de recordar tempos mellores, de pensar en días nos que non existían as preocupacións. As compañas, os sorrisos daqueles momentos e os recordos non fan mais que avisarme de todo o que deixei marchar, vivencias que non volverán.
Xa son case as 12 da noite, as suores frías, a dor de cabeza e os mareos comezan a aflorar. Tras unha semá sen durmir, sinto que as horas transcorren moi lentamente entre estas catro paredes, coma se o reloxo non tivese presa por moverse, coma se o meu sufrimento estivese desexando eternizarse.
Doeme incriblemente a testa, sinto o latexar do meu corazón completamente acelerado nas veas do meu pescozo, fáltame aire. Fáltame compaña e sóbrame soidade.
Tan só estamos eu e a oscuridade do cuarto. Eu e os meus pensamentos, eu e as tebras, eu e a dor, eu, tan só, eu.

jueves, 20 de agosto de 2015

Se acabó.

Se acabó, ni una lágrima más, ni una noche más de insomnio. Ni un pensamiento ni tan siquiera un segundo más de vida. No pienso seguir atándome a aquello que me hace daño, a aquello que me arrastra. Tan solo quiero ser yo, disfrutar de los momentos de la vida, reír, salir, probar, experimentar. Ni una sola atadura más, no perderé más mi tiempo. Tan solo quiero vivir.

lunes, 29 de junio de 2015

Tocado.

¿Qué decir cuando no sabes lo que te pasa? ¿Cuando no sabes si las cosas están bien o mal? ¿Que sentir cuando te has acostumbrado a la tempestad, y te ahogas en la calma?
Ya no sé ni lo que siento, si es bueno o malo. Que las cosas ya no son las que eran y aunque duela han cambiado. Que a veces lo que quieres te puede acabar haciendo daño. Que una rosa tiene espinas, y no debes fiarte nunca de su belleza. Que querer a veces duele.
Que la jodida calma me mata, y me muero  si me faltas.

martes, 16 de junio de 2015

Ella


Me enamoré. Me enamoré de sus ojos, ¿y qué importa que no sean de un color especial? Me moría cada vez que me miraba. Me enamoré de ella, de su jodida sonrisa, porque me importaba todo una mierda si ella estaba sonriendo. Me gustaba incluso cuando se enfadaba y ponía morritos deseando que fuera detrás y la cogiera para no soltarla.
Me enamoré de lo bueno y de lo malo. De sus ganas de estar conmigo, pero también de su orgullo. Y de sus "cállate" cuando le imitaba con voz ridícula diciendo una de esas cosas bonitas que me había dicho. De sus venazos, de su voz y de su olor, que siempre aparece cada cierto tiempo para recordarme que sigo sin ella.
Me enamoré de sus abrazos, de su carácter de princesa acomplejada. De cuando se tapaba la cara cuando decía que estaba fea y yo no podía dejar de mirarla...quizá porque para mí siempre estaba preciosa. Me enamoré de lo perfecta que podía ser teniendo mil defectos, porque eso la convertía en alguien especial, de su imperfección... De sus besos.
De todas las conversaciones, incluso de las que borré cuando todo acabó. Me enamoré de nuestros mil momentos, y bueno, de ellos si sigo enamorado. De la cara que ponía cuando me metía con ella y le daba el triple de importancia solo para que le pidiera perdón un par de veces. Con sus "hoy no me apetece" y sus "hoy tengo ganas de ti". La quería, con sus más y con sus menos. Con sus idas y venidas, con su mal humor, con su felicidad intermitente. Y su forma de quererme. Que ella creía que no me daba cuenta, pero sé que me quería. De cómo hacía lo mismo que el resto y conseguía ser diferente. De cómo temblaba, de cómo era la única capaz de calmarme. Nunca se lo he dicho... pero aún hay veces que la recuerdo y creo que es uno de los motivos por los que hoy estoy aquí.
Y que lo que en un día parece que encaja perfectamente, después de un tiempo da la impresión de que pertenece a dos puzles diferentes. Duele que alguien que un día fue tu vida deje de formar parte de ella... Y que la sigo queriendo como a nadie, pero me enamoré, en pasado.
Ahora es solo un recuerdo que prometí no olvidar.

martes, 19 de mayo de 2015

Lucha, vive.

Días oscuros, noches de insomnio y no comer. Lloros, depresión, asfixia. Ojeras, marcas, marcas en la piel y ojos rojos. Sentir que el mundo se te viene encima, sentir que te ahogas, que quieres gritar alto y no puedes, porque nadie te escucha, sientes que necesitas algo o a alguien, te sientes vacío, amargado y solo. Te encierras sobre ti mismo, mientras los recuerdos vienen uno por uno a tu cabeza, golpeando tu atormentada mente sin piedad hasta desear morirte. Instantes que como balas van perforando tu alma hasta quitarte las ganas de todo. Sonrisas, recuerdos, hechos, historias... Pero ¿Sabéis qué? Hay que aprender a recomponerse, cada uno de nuestros pedacitos, ya que cada final, es el comienzo de algo nuevo. Yo no estaría aquí si me hubiese rendido. Nunca, en tu vida dejes de luchar.

jueves, 7 de mayo de 2015

VALORARSE.

¿En algún momento te has sentido hundido? ¿Has sentido que no hay lugar para ti? ¿Crees no valer menos que los demás?
Borra esa idea de tu mente. Levanta la cabeza, respira hondo y piensa en tus cualidades, en todas las cosas que puedes hacer, en todo lo que tienes por demostrar. Jamás en tu vida digas que no vales nada, porque todos valemos lo mismo, todos tenemos nuestro propio valor. Que seamos distintos físicamente no implica que una persona valga más que otra. ¿Acaso una mujer o un hombre por ser atractivos van a valer más que una persona considerada normal? ¡PUES NO!. Damas y caballeros, el físico no lo es todo. A esas personas que se consideran más valiosas que otras simplemente por su aspecto, les digo: Vuestro aspecto cambiará con el paso de los años, pero vuestra estupidez siempre estará presente.
Valórate, sonríele a quienes te infravaloran, tal vez si lo hacen, es porque te temen.

DESamor.

Todos , en algún momento, nos hemos preguntado  qué se siente al compartir nuestra vida con alguien, nos hemos preguntado qué se siente al compartir todo con una persona la cual consideramos especial, única y diferente.
En las películas nos pintan que las historias de amor son para siempre, que debemos buscar a nuestro “príncipe” o “princesa”…Pero se queda sólo en eso, películas… No siempre la vida es de color de rosa, no siempre las cosas van a salir bien, simplemente suceden, es la vida, tiene sus baches, sus subidas y bajadas, tiene buenos momentos y malos, pero al fin y al cabo es una aventura que debemos aprender a vivir solos. Tarde o temprano aparecerá esa persona, si buscas puede que jamás la encuentres, tan solo céntrate en vivir cada momento. Tus amigos pero sobre todo tu familia son lo primero.


Si buscas a tu príncipe azul o princesa, puedes perderte la compañía de alguien que no es cómo esperabas y que te puede hacer realmente feliz. Las mejores personas aparecen sin más, no busques, sé paciente, al fin y al cabo, si algún día te hicieron daño, el karma se encargará de arreglarlo.

Petición de Lorena Fernández.

martes, 5 de mayo de 2015

Cambios.

Las personas que hoy nos acompañan un día pueden pasar a ser simples desconocidos con recuerdos en común. Como si nunca nada hubiese existido, como si los recuerdos fuesen algo que se pudiese borrar de la mente, como si el tiempo invertido en cada una de esas personas se hubiese esfumado. Sentir como si hubiese sido desperdiciar parte de tu vida por darle todo a gente que no se esfuerza en quedarse, a gente que no da lo mismo. A todas esas personas les digo gracias, porque gracias a ellas se quien de verdad vale la pena, se quien realmente debe quedarse en mi vida y quien únicamente está de paso, se lo que es cuidar de alguien y que esa persona se preocupe por ti, se lo que es sentirme completo, sentir que no me falta de nada, sentir que todo está bien. Gracias, de verdad, por dejar esos huecos en mi vida, para que gente que de verdad vale la pena los rellene. Por sentir al fin una mano amiga que me ayuda a levantarme y no me empuja por la espalda, por personas que me protegen por delante y me defienden por detrás, personas que no clavan puñales y que no traicionan, personas que realmente se preocupan por mí y a las que vale la pena entregarles todo. Esa gente es la que de verdad vale la pena, y a los que ya no están, decirles que gracias, que mi vida es más feliz sin ellos. Nunca me había sentido tan vivo.

lunes, 4 de mayo de 2015

Vivir.

No somos más que un conjunto de experiencias, nuestras vidas, nuestra forma de ser, nuestro modo de ver las cosas, se han ido forjando a través del paso del tiempo, a través de vivencias, de historias, de éxitos, pero sobre todo de fracasos. Cada uno es libre de pensar como desee, al igual que cada uno ha tenido sus problemas. ¿Os imagináis un mundo en el que todos fuésemos iguales? ¿En el que los dichosos estereotipos nos obligasen a ser como no somos? ¿Un mundo en el que ser diferente estuviese mal visto? Yo no me lo imaginaría.... Tal vez porque en cierto modo ya está pasando.
La gente critica, habla, opina sobre vidas ajenas, sin tener ni la más remota idea de tu pasado, de tus pensamientos, de tus ideas. Sin tener ni la más mínima idea de tus experiencias, de las cosas que te han sucedido de por qué somos así. Saben en que punto del camino nos encontramos, pero no todo lo que hemos dejado atrás.
La vida se vive en pequeños momentos, en detalles, en instantes. En una sonrisa de buenos días, un mensaje, una palabra, un gesto de amabilidad, un abrazo cuando hace frío, una mano amiga, un beso.
Todos tenemos nuestros momentos buenos y malos, al igual que todos hemos tenido que sufrir en algún momento de nuestras vidas. Todos hemos dejado a personas atrás, hemos cometido errores, hemos aprendido a levantarnos,a  levantar la cabeza y seguir adelante, hemos aprendido a vivir con lo bueno y lo malo. Sonríe, no dejes que nada ni nadie te quite las ganas de seguir adelante, no dejes que nada ni nadie te quite las ganas, y la ilusión.
DISFRUTA, SONRÍE, ARRIÉSGATE, GANA, PIERDE, APRENDE, PERO SOBRE TODO, ¡VIVE!